viernes, 12 de diciembre de 2008

ESCRIBIR COMO TERAPIA

En ocasiones escribo como terapia, me doy cuenta de mis estados emocionales a través de las palabras. Descubrí el encanto de las palabras desde niña, ocasionalmente con un poema, a veces cursi de esos que te motiva el chico de la secundaria, los ojos de un novio, las miradas de un hombre extraño, las palabras de un necio, de un sabio, de un maestro o de tu madre. Descubrí que podía decir lo que pensaba sin la intromisión de terceras personas. Escribí con faltas ortográficas terribles, pero con el tiempo y las lecturas, las correcciones de mis maestros y amigas poco a poco pude corregir esas deficiencias formativas de mi educación. Escribí en un diario con la clásica llavesita, en cuadernos, en hojas sueltas, en bolsas de pan, en papel de baño, en paredes, en mi mano. Nunca me importó si lo hacía con la maestría que se requiere para la literatura, no era mi intención captar la atención de nadie, hasta que llegué a la preparatoria. Ahí empecé a escribir cartas de amor para un hombre que sí sabía escribir muy bien y tenía la letra preciosa, me di cuenta que me ayudaba mucho decir lo que sentía, no solo a él, empecé a escribir para mis amigos, para mis amigas y si alguna vez estuve en el infierno pateando la vida y deseando morir, la escritura me salvó de pensamientos suicidas recurrentes y comencé a sentir aspiraciones como escritora. Mis cartas llegaron a las manos de muchas personas queridas, hacerlo significaba un poco de intimidad, de comunicación más cercana con las personas. Algunas amigas me contestaron, muchas más no, tuve amores por carta en un impulso idealista de ver la vida. Escribo desde entonces como una terapia emocional que no sabía cuánto me ayudó a sobrevivir mis infiernos. Ahora escribo cuando quiero y con intención, comunicar es mi pasión, no sé si lo logro, si alguien se interesa, pero lo hago por mi y para mi...eso me permite un mundo personal, muy mío y amo esta capacidad para expresar lo que vivo, lo que siento, lo que pienso, lo que vibra en mi corazón. Agradezco a la vida que me dio mi madre, cada día al despertar doy las gracias por ser la persona que soy y tener a la madre que tengo y agradezco a mi familia de origen, cada una tiene un lugar en mi corazón, no siento apego ni necesidad de estar con nadie en especial, ¡adoro los hijos que me dieron los dos hombres
que escojí! Agradezco a los dos, su existencia en la mía y aquí en mi silencio y en el silencio, los llevo en mi alma y mi corazón. Escribo para mi misma, no tengo miedo, ni culpa ni remordimientos, vivo en paz y en salud emocional, tengo todo no pido más, como estoy me siento bien. Escribo porque quiero, lo que quiero y cuando quiero, como terapia ocupacional, como necesidad para respirar, sin la escritura no sería Alma Lilia, hoy por hoy me doy las gracias por ser la persona que soy y valoro mi vida como quizá nunca pensé. Escribo y ya, me gusta lo que escribo y eso es lo que me importa, lo demás es un regalo, si alguien me lee, una sola persona, ya es un regalo inesperado y doy las gracias.