viernes, 26 de septiembre de 2008

VIVE Y DEJA VIVIR

Por Alma Lilia Joyner.
Vive y Deja vivir...
La frase es de lo mas cierta. Lo importante es aplicarla, no es lógico reflexionar en el anonimato. 
El enojo, la rabia sustituyen al dolor, cuando es odio expresado, ya nada hay por hacer. No hay reconciliación y entonces mi imaginación vuela en conductas o apreciaciones inventadas o que mi imaginación perniciosa concibe. Exactamente que quiero de la que escribe, que carezco y solo puedo agraviar. Hay vecinos que merecen la pena de observar y sobre todo son un ejemplo de grandeza interior, existen algunos más que se quedan en una mala intención, que no avanza y sí deteriora cualquier posibilidad de crecimiento. Tengo lo que quiero, no tengo aquello, por lo que no he trabajado, no deseo nada por lo que no pague el precio. Esto quiere decir "No soy envidiosa", para que me entiendas. Amo mi vida, quiero a mis tres hijos tal cual, no desearía otros, son mi razón de ser, amo a mis amigas, todas me enseñan y de todas aprendo, amo a mis hermanas, pero no soy ciega y se quienes me aman también, y sobre todo valoro como nunca...la vida que me dio mi madre, quien valora esta grandeza, ya no envidia nada.
Conservo mis experiencias, me encanta mi vida, la volvería a vivir tal cual y aprendí como dices ... A vivir y dejar vivir. En eso estamos de acuerdo, en lo demás, respeto tu punto de vista y lo valoro.
Vivo y dejo vivir, es la parte más difícil pero es un reto, no me duelen las palabras y si me admiran las reacciones que provoca una simple reflexión. Antes de pensar, siempre me espejeo y afortunadamente me quiero mucho, me acepto, con todas mis capacidades y mis flaquezas, nunca me doy por vencida, por terribles que parezcan las tormentas.
De mis errores más profundos me enorgullezco, de los mismos me asumo como un granito muy pequeño en la inmensidad del desierto y valoro cualquier pensamiento por contradictorio que sea.
No me oculto, no me gusta la penumbra, soy luz y nada ni nadie podrá dañarme, solo si yo permito que eso suceda. Por eso firmo con el nombre que tengo. Soy dueña de mis emociones, de mis miedos, de mis enojos y vivo intensamente mis alegrías y sufro mis tristezas y mis pérdidas.
Ya lloré suficiente por aquello que sentí valioso, por lo demás...Vivo y dejo vivir, hago lo que me placee y me gusta, mi triunfo no está en lo material, tengo un gran tesoro incalculable...mi vida. El vecino es eso, un vecino, siendo así, solo tiene un lugar sencillo en mi convivencia diaria, si fuera mi amigo, querría aprender y crecer con su sabiduría, siendo un vecino, quien sabe cómo es su vida, no podría ni suponerlo, pues un vecino solo merece los buenos días y nada más. Y eso hago, a mis vecinos los saludo, tan solo eso y ya. Yo hablo de mi hermana, no de un vecino con el que quizá nada me una, tan solo el edificio o la calle en que vivo. Una relación más profunda, quizá malinterpretaste lo que escribí, pero está bien, es un buen punto de vista. Me costó muchos años de trabajo interior, y de mis vecinos no envidiaría nada, menos de los que viven en mi edificio, realmente desconozco sus vidas.
¡Gracias, por tu comentario Adriana! Me hace pensar y me alegra que coincidimos. Espejéate un poco, y escribe, lo haces muy bien. De lo malo, lo bueno...es mejor. Y no imagines de más, solo conecta lo que te sirva y suelta lo que no...¡Y ya está! Un saludo. Las luciérnagas tienen luz propia y las estrellas también yo soy como una luciérnaga con estrella.

martes, 23 de septiembre de 2008

¿COMO ACEPTAR QUE ME EQUIVOCO?


Por: Alma Lilia Joyner
Lo más difícil en nuestra vida, es aceptar nuestros errores. Cuando yo quiero tener la razón en todo e imponer mis criterios, cuando no puedo ver más allá de mi propia nariz y me dedicó a acechar y vigilar las acciones de los otros, no puedo contactar con mis propias conductas. Cómo afirma Berth Hellinger: Cuanto daño te hice que estoy tan enojada contigo. En ocasiones esa parte, oscura y difícil de nuestros verdaderos sentimientos, no es tan clara como queremos ver. A veces mis reclamos, mis enojos no resueltos me hacen ver en mi hermana lo que en realidad yo siento por ella y como soy incapaz de reconocer mis errores, el daño que yo ocasioné en su persona o en su vida, me enojo, de tal manera que me oculto y doy solo la cara que en concreto..es la más fácil, la del auto engaño.
Cuanto daño hice que me enojo contigo, es mejor así, no me hago responsable de mis errores y le adjudico al otro, lo que mi corazón enturbiado siente.
Tengo que enfrentar ese enojo y lo hago, culpando, creyendo que resuelvo lo que no quiero hacer yo. En el enojo se encubren verdaderos sentimientos de rechazo, de resentimiento, de rencor de desamor, de maldad, de hipocrecía. Es más sencillo decir,
"comentaron", "dijeron", "supimos que" y esconder la verdadera esencia de mi malestar. Me pregunto, ¿no es más fácil, dar rostro, dar el nombre de él o la persona que me hirió o se expresó mal, o me lastimó, que andar con rodeos? ¿Y si peor aun, defiendo asuntos que no son de mi incumbencia, o juzgo, o califico de bien o mal, problemas que no se refieren a mi persona, como si fueran mis problemas o mis asuntos? Esto se llama arrogancia, quiero resolver por otro, con una solvencia moral que no tengo, me lleno la boca con chismes que no me tocan, solo agranda más los problemas y me convierto en multiplicadora de conflictos. ¿no sería más sencillo, ocuparme solo de mi vida? ¿Cuál es la necesidad de mostrar a los demás, esa parte de "bondad" disfrazada que encubre mis críticas, el rechazo, mis culpas y se las echo a mi hermana, eso me hace sentir alivio momentáneo, porque en realidad incrementa mi oscuridad interior.
¿Como aceptar que me equivoco?
Con humildad, solo humildad y respeto por el otro al que dañé, herí, culpé de mis agravios. Soltar mis carencias, ver mis aciertos y fortalezas, no para presumir, sino para darme oportunidades de cambio en mi propia conducta...
Aceptar que el otro también siente y es capaz de tener virtudes, otras, pero reconocerlas, al negar al otro, también me niego a mi misma.
Soy capaz de encarar la verdad, mis omisiones, mis complicidades, mis corruptelas, mis oscuridades y maldad, hacerme tonta, para pasarla bien.
Cuando me alegran los triunfos y logros de mi hermana, cuando no envidio sus bienes materiales o inteligencia múltiples, cuando dejo de compararme y me valoro tal cuál, cuando acepto lo terrible y manipuladora que soy y aparento no serlo, cuando trabajo en mi misma, para mí, sin colgarme de otros para tener o alcanzar metas...Humildemente podré aceptar que me equivoco y que de los errores más grandes surge la luz, esa luz que todos tenemos dentro y que puedo ir hacia el firmamento de mis más depurados pensamientos para perdonar mis imperfecciones, primero, solo así, podré aceptar mis debilidades y aceptar a los demás tal como son, no cómo quisiera que fueran. Hoy por hoy, día a día, sólo así, quebrantando mis orgullos y mis vanidades...podré alcanzar a ver, que no soy infalible y que fallar es de humanos...y yo, soy tan solo un ser humano y nada más.