FÁBRICA DE LETRAS.
REVISTA DÍ 1980
Por Alma Lilia Joyner
Hablaba.
Los ojos vitales como crisol. Contando las palabras, para evitar
descubrirse. Frente a él se desnudaba sin recelo. Era alto, rubio como
espiga de trigo. Tenía la piel suave como ella y miedo, mucho miedo
arrinconado en el alma.Solían tocarse. Lamer sedientos el sudor que los
excitaba. Cada caricia se convertía en prolongada sensación que no
reconocía el tiempo. Un sueño en la tarde o al despertar, la búsqueda
descubierta ignorando el televisor y las recomendaciones familiares. Dos
cuerpos ceñidos en un letargo.Hubo mucha curiosidad que aceptaban.
Ninguno quiso traducir su experiencia como un acto de amor. No era
necesario intelectualizar... los impulsos explorados adquirían otra
dimensión. No era pecado acariciarse, sentir la piel por un instante.
Después de todo, el suave palpitar agonizaría bajo el chorro de agua de
la regadera. Sus padres siempre les expresaron: "Para bajar la
temperatura, no había nada mejor que los fomentos con agua fría"
Empezaré algo que no tiene que ver con ninguna pretension o presunción intelectual. Solo necesito expresarme.
domingo, 8 de abril de 2012
TERNURA SECRETA
REVISTA DÍ
1980
Por Alma Lilia Joyner.
A quien me dio la vida, mi madre querida.
Leve apariencia se abandono. Ojos de asombro permanente. Boca difusa de suaves líneas, el rostro afilado, una coyuntura a la caricia.Quizá su figura graciosa, el brillo adormecedor de esa mirada, su vientre que fue secreto, todavía la denunciaba con un escandaloso encanto infantil. El tiempo no subrayaba en el ánimo de su memoria, la huella profunda del adiós. Eran siete o poco menos los meses. Imborrable imagen para los que la conocieron. Extraña y desértica cuando más de uno trató de acompañarla. Era una fiera agresiva de garras invisibles, infinitas. Acrecentaba la distancia y el rechazo con una sola mirada de lince. Tenía los cabellos vaporosos. Un aroma sensual, tan suave perfume. Anudaba con su figura. Silenciosa, oculta, prohibida...Inalcanzable mariposa niña. Nadie rebasó sus fronteras, los silencios que la rodeaban. Se intuía tibia, dulcemente embriagadora.Dejó de ser desdeñosa. Su cuerpo anhelado se transformó día a día, más segura, una mujer con el vientre iluminado. Entonces supimos que anunciaba el fruto de su defendida ternura.
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