sábado, 20 de noviembre de 2010

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

Leyendo el libro de mi querido amigo Hector Morales Saviñon, Apenas la Medianoche, me siento emocionada, su estilo, su lenguaje, siempre propio, original. Cada palabra escrita me lo recuerda, su amistad de hace 35 años, su sentido del humor, su generosidad y paciencia.
Mi adorado amigo, a quien conocí en la calle de Rió Nazas frente a la puerta de entrada del edificio en donde vivía Gustavo Sainz. Lo recuerdo, cerca, muy educado, todo un señor a quien sin saber quien era, le hice platica, -- vienes a ver a Gustavo Sainz? Si, me dijo. Yo también, ven vamos a sentarnos en las escaleras para esperarlo porque no esta, le dije y le ofrecí unas pastillas de menta. Esa mañana empezó una enorme amistad que a la fecha es mi orgullo. Hector ha estado a mi lado en los momentos más críticos, conoce mi historia y mis rupturas amorosas, me tendió  la mano y enjugo mis lagrimas, me apoyo en todo instante, leyó mis borradores, me ayudo con su confianza, con su gran corazón, ha estado en el nacimiento de mis tres hijos, con su sonrisa paternal, su mano fuerte, su sabiduría.
Esa es la parte que más admiro de mis amigos veteranos, su sabiduría, su conocimiento de la vida, su conocimiento de la literatura, su conocimiento de la naturaleza humana.
Quiero escribirte amigo, para agradecerte, para decirte cuanto bien trajiste a  mi existencia, para reconocer que hay una historia que nos une, sanamente, y que tus ojos expresivos están en mi memoria, que eres un pilar enorme sosteniendo mis caídas, tu mágica persona me colmo de consejos, a veces te escuche, a veces no.
Gracias por existir, eres de mis amigos mas queridos, Gustavo Sainz me ha regalado mucho en la vida, me regalo la oportunidad de conocerte, y siento necesidad de regresarte un poco de lo mucho que me has dado, mi admirado maestro escritor, mi buen amigo, mi señor de dos lunas, mi querido solecito... Hector Morales Saviñon!!!! Tus cartas las guardo, las mías también, hubo un tiempo de letras para nosotros, acostumbrada a comunicarme de esa forma, no escapaste, tus ojos me leían y tu cálida comprensión me contestaba, con ese toque encantador que sosegaba mis locuras y mis experiencias de joven inexperta.
Querido amigo, ocupaste el lugar de mi padre, de mi hermano, del confidente, del camarada, del complice, del sabio, del mago y del brujo, llenaste de alegrías mis tristes momentos de soledad, siempre atento, siempre maravilloso. Te dedico estas palabras al tiempo en que mi mente te recuerda, al tiempo en que tu sonrisa inolvidable ilumina este teclado y quiero rendirte homenaje... HONOR A QUIEN HONOR MERECE y tú, amigo de más de tres décadas simplemente mereces todos los honores de este mundo.

Gracias maestro por compartir tantos con esta mujer que te llevara en el corazón por siempre!!!!!